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Los ludópatas son cada vez más jóvenes

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Según la OMS, entre el 50 y el 70% de los ingresos de una sala de apuestas lo aportan personas consideradas adictas. Y uno de cada 20 intenta quitarse la vida. No existen programas que aborden la problemática de manera integral.

Por Marina Pagnutti

Hay juegos que no son divertidos, y mucho menos si la vida depende de ellos. Entregar la mayor parte del día al espacio lúdico, a las apuestas y al azar, puede revelar una adicción solapada, con consecuencias indeseables para la persona y su entorno. La Organización Mundial de la Salud (OMS), revela que entre el 50 y el 70% de los ingresos de una sala de juego proviene de las personas adictas al juego, y 1 de cada 20 que presentan la enfermedad intenta en algún momento quitarse la vida. Hace una década los pacientes promediaban los 35 años, hoy aumentaron los casos de chicos que empiezan a los 18.

En la Argentina, la problemática crece a la par de la oferta de juegos de azar, aperturas de salas de bingo, agencias y casinos. Y si bien la difusión de la adicción se incrementó, el destino de los fondos recaudados por el juego a través de Lotería Nacional, o del Instituto de Juegos de Apuestas de la Ciudad (IJA) a programas de prevención sigue siendo escaso o nulo.

De los 201 millones de pesos que el IJA estima recaudar en 2010, el 30% se deriva a salud y derechos humanos, y un 70% al Instituto de la Vivienda. Lo llamativo del presupuesto es que no detalla ningún plan orientado a los ludópatas. Salvo un 0800 para luego derivar los casos a los centros de salud más cercanos.

Según datos del Programa de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo de la Provincia de Buenos Aires, el 65% de las llamadas son realizadas por el mismo jugador. De los cuales un 49% son hombres y un 51% mujeres.

Sólo en 2010 hasta el momento tienen registradas un total de 1.050 llamadas de casos, con picos más altos en los meses donde hay mayor difusión.

Infierno personal. Matías tiene 42 años, es abogado, y padre de dos hijos. A simple vista nadie imagina que es un ludópata en recuperación, y que hace unos meses el juego lo atrapó. Ahora lucha por salir.

“Siempre me atrajo el juego, pero jamás pensé en dejar sueldos enteros, empeñar mi auto, y mucho menos en hipotecar mi casa. Comencé hace dos años, cuando perdí a mi papá. Ese golpe fue tan fuerte, que lo único que hacía era evadirme. El vértice era el juego, vivía aislándome de todo, de mi realidad. Pasaba horas en el bingo, o la ruleta, para matar el tiempo, y cuando llegaba a casa mentía para zafar. Al principio mi mujer pensaba que tenía una amante. El límite fue la hipoteca. Ahí me asusté, y busqué ayuda. Todavía sigo pagando deudas, y tratando de recomponer la relación”, cuenta Matías. Otras frase común es: “No decido cuando me retiro, la cifra lo hace.” O bien: “antes iba al Casino como un paseo, después se convirtió en mi tortura.” Algunos son conscientes de la enfermedad, otros simplemente la desconocen.

“Al apostar siente adrenalina; al perder, aparece la culpa”

Recién en 1980 la OMS declaró la conducta de apostar compulsivamente como una patología. Desde esa fecha, psiquiatras y psicólogos coinciden en que la ludopatía forma parte de la lista de adicciones.
Débora Blanca y Mariela Coletti, especializadas en adicciones y directivas de Entrelazar (Centro de investigación y tratamiento de la adicción al juego), cuentan a Tiempo Argentino qué siente y cómo actúa un adicto. “Padece un vacío muy grande. En general hay un detonante, una situación de pérdida que no pudo elaborar. Y ahí el juego aparece como solución para tapar ese dolor. Durante un tiempo el juego es la salida, pero luego esa persona termina arruinada. Cuando juega siente adrenalina, y cuando pierde, culpa, y así vuelve a jugar para tapar el dolor. Genera un círculo vicioso”, dice Blanca.
Coletti explica que no se trata de una falta de voluntad. “Es una compulsión. Y si bien debe haber una predisposición psíquica para adquirir la adicción, la masificación del juego no ayuda. Un ludópata puede recuperarse mediante tratamiento psicológico. En muchas ocasiones son los parientes los que piden ayuda. La familia está muy comprometida con la devastación que el juego provoca”, resume Blanca. Con el fin de brindar un marco activo en esta lucha, las especialistas inauguran hoy el primer Encuentro Interinstitucional sobre ludopatía y sus abordajes terapéuticos, en la Facultad de Psicología de la UBA. Estarán junto al director del Instituto de la Máscara, Mario Buchbinder, y al italiano Mauro Croce, experto en adicciones. La jornada finalizará a las 18:30 con una mesa debate, gratis y abierta a la comunidad.

El juego creador para enfrentar la máscara de la adicción
Por Mario Buchbinder (*)
(*) Director del Instituto de la Máscara.

De dónde vienen las máscaras, y por qué las usamos. Y la respuesta es simple y compleja: no se puede concebir al hombre sin ellas, ya que toda acción humana la implica. La máscara tiene la ductilidad de revelar al ocultar aquello por lo que el hombre se interroga, como máscaras de vida frente a las de muerte. Son retazos milenarios de rostros que se adhieren a la piel. Para identificarlas necesitamos conocer su origen. Una ayuda es dramatizando situaciones desde la psicoterapia, en donde se genera una relación estrecha entre creación y subjetividad. Al incorporar dispositivos que permiten ampliar el campo de la escucha, lo escénico toma una relevancia particular. Y frente al viaje y a la máscara de la adicción al juego, propiciamos otros viajes menos destructivos que lleven a contactar con los límites del ser y con una cotidianidad ampliada. En vez de la ludopatía, proponemos el juego creador: la dramatización, el objeto transicional, la máscara.

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Autor: MP
Fuente:  Diario Tiempo Argentino 7/8/2010

Written by elthot

agosto 8, 2010 a 5:20 AM

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