ESPACIO THOT

Un espacio de reflexión, información y cuando se puede un poco de humor – Por Marina Pagnutti.

La normal inadaptada (5)

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Entre las 3 y 5 AM del sábado 27 de febrero (*)

Insomne miro una y otra vez el techo. Repaso una punta, la otra, la veo y vuelvo a limpiar el cielorraso con la mirada. Es tarde. Demasiado tarde -pienso-. Y sé que hoy me tengo que entregar a la voluntad de mis pensamientos. Debería rebelarme. Pero mi mente se tomó una costumbre, por lo menos por las noches: abducir mis sentidos. Y eso definitivamente no me está gustando. Es más, lo detesto. Mejor me levanto…

4.30 De la cama al living

Estoy inquieta. Acelerada. Necesito pensar en cualquier cosa. Distraerme, comer algo, hacerme un té, darle de comer al gato, a la perra, pero desenchufar el cerebro. Hace unas horas escuché a Charly. Y como grabado en el inconsciente ahora me veo envuelta en mi encierro, en su música.

…Yendo de la cama al living
Sientes el encierro
Yendo de la cama al living.
Oh no no no
No hay ninguna vibración…

Tomo un libro entre los que tenía en mi mesa de luz y abro un capítulo al azar. No sé por qué, pero habla sobre el coraje y la alegría de vivir peligrosamente. Y entre sus páginas rebotan en mí las últimas líneas antes de volver a la cama para poder dormir.

[…La existencia no tiene principio ni final. Siempre ha estado ahí y siempre has estado ahí. Las formas pueden cambiar; las formas cambian incluso en esta vida…]

[…La muerte  es un salto cuántico de un cuerpo a otro, de  una forma a otra. Pero no es un final. Las formas vienen y van, y el río de la vida continúa. A menos que lo experimentes, no perderás el miedo a la muerte…]

zzzZZZZZ


Naturaleza

8.8 La escala que aniquila los sueños

«La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene.»
J.L.Borges

Inocentes, con ajena ignorancia, y en profundo silencio, se entrega un cuerpo, dos, tres, miles. Es pura confianza, por lo menos rutina, o porque tiene que ser…
¿Predecir el final? ¿Saber que es el último día?
La última cena, tu último beso, tus últimos anhelos, sueños, broncas, revanchas…
¿Cómo prever lo natural?
Solo una lo sabe y esa no soy yo.
Derrumbes replicados, triplicado, físicos y morales se unen a la tragedia, y de la misma manera, pero sin saberlo, otras vidas esperan su mismo destino.
Para algunos, la peor hora empieza a las 3 de la mañana. En cambio, para otros, el mediodía es más amenazante.

16hs – La cínica

Hasta el momento, el rústico y fino trabajo ejecutado por sus tempestuosos pulmones, se cobró las víctimas que con anticipación señaló. Su alimento y razón de ser.
Hoy se llevó más de 300 almas que nada provocaron.
Ayer 230 mil. Sin duda, por aquellos días su estricta dieta apuntaba a devorar un flaco banquete más muerto que ella, y que en vida mantuvo sojuzgado para el deleite final. El físico no es el problema, sino su anorexia emocional.

17.45 – Esperando el Tsunami

-Por favor, contame qué ves en estos momentos -pregunta la conductora a una posible futura víctima del tsunami, que vacaciona en Maui, Hawaii.
-Veo como el mar retrocede y el cielo se está oscureciendo -contesta con voz quebrada la fulanita disciplinada.
Como las autoridades locales habían anunciado que a las 18 horas la ola gigante taparía la isla, desde el sur, nuestro punto sur argentino, la conductora no hacía más que estirar y estirar y estirar, por si en el mejor de los casos, conseguía la mejor cobertura del drama, gratarola y por teléfono.
«No es fácil hacer un vivo», dirían quienes pasan por la exposición de las cámaras. Y digo, hacerse el vivo ante un inminente cadáver, ¿sí?
Quiero creer que la sensibilidad desconoce de formatos, y sólo sabe cuándo actuar.
-Qué sentís, qué pensás en estos momentos, qué mensaje querés dar, cómo llegaste, cómo crees que te vas a ir, cómo, por qué, y decime, contá -insiste la conductora esperando escuchar algo vibrante.
-Uy, a ver…  esperá. Sí, acá mi novio me dice que las olas están impactando en la costa. -balbucea con interrupciones.
-Fulanita, ¡¿Ya llegó el Tsunami a Maui?!, ¿Estás bien?, ¿Qué sentís?. ¡Contá! -repregunta la conductora, sin saber que a esta altura el espectador tiene un surmenage en la cabeza entre la catástrofe y el cinismo.
-Estoy nerviosa. A ver… (silencio)

Mientras, la conductora arroja datos.

El Tsunami puede impactar en segundos. Se estima que puede abarcar una magnitud de ocho olas. Los lugareños se encuentran resguardados en sus casas o locales. Otros buscan combustible, provisiones. Las olas pueden llega a los 4 metros…

(fulanita retoma la conversación)

-Parece que impactó en otra costa, ya pasó. No sentimos nada
-¿Cómo que no?
-No, no, parecía que estaba por impactar aquí, pero fue en una costa cercana, pero con olas de baja intensidad.
-Bueno, bueno, gracias fulanita. No tenemos más tiempo. Vamos a un corte por favor.

Colapso final

Dolida por los que se fueron. Aliviada por lo que no fue, y engañada por las ofertas mediáticas. Una vez más me encuentro obnubilada por la normal irracionalidad. Y tras aniquilar cruelmente a una transeúnte milenaria, de fuleras mulitpatas, otra vez comprendo que mi adaptación tiene sus límites. En ciertos juegos no pacta.

Y a vos te digo… Por lo menos hoy, dama de las sombras ni pienses en buscarme.

(*) Crónica de una normal inadaptada (5)
Por MP

Written by elthot

febrero 28, 2010 a 6:03 AM

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