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Hay medio millón de cajas de seguridad, pero no alcanzan

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Si bien los boqueteros se encargan periódicamente de demostrar que los bancos no son tan seguros, la gente prefiere guardar sus ahorros en cajas de seguridad instaladas en esas entidades por varios factores como, por ejemplo, los amargos recuerdos del corralito y el corralón, la inseguridad y la falta de confianza en las opciones para invertir. Expertos coinciden en que la mayoría de los bancos no invierten en mejorar las condiciones de seguridad.

Por Marina Pagnutti

Cófres. A fin de septiembre fue sancionada una ley con nuevas normas de seguridad, que aún no reglamentó el BCRA.

La seguridad parece estar en un cofre, o por lo menos así lo entienden miles de clientes bancarizados en todo el país. Pero lo que poco se sabe es que las cajas de seguridad, además de ser codiciadas, escasean y son vulnerables, como lo demostraron hace dos semanas los boqueteros en Belgrano, burlando los controles del Banco Provincia, violando 136 cajas y llevándose 6,5 millones de dólares.
Lo cierto es que la repetición de estos casos revela un sistema bancario endeble, en el que se conjugan las trampas contractuales, las negligencias y la desinversión, puntos vulnerables que hoy conspiran contra la seguridad pública y financiera.
Así lo destacaron los tres especialistas consultados por PERFIL: Héctor Muzzio, experto en seguridad y ex gerente de seguridad del BCRA; Nydia Zigman de Domínguez, abogada de damnificados bancarios, y el diputado del GEN y autor del proyecto contra las salideras bancarias, Gerardo Milman.
“En el país hay 89 entidades financieras con diversas sucursales. Por ejemplo, el Banco Provincia posee más de 190 filiales, y el Banco Nación, unas 720. Es evidente que el Bapro no contaba con la inversión necesaria en cuanto a medidas de seguridad físicas, humanas y tecnológicas. Se quedaron con las mínimas medidas que marca la ley que data de los años 60”, dice Muzzio.
Por su parte, Milman apuntó al acondicionamiento de las bóvedas y las malas condiciones que ofrecen los bancos. “Le tienen que brindar seguridad real a la gente. Los tesoros de los bancos están en un espacio blindado, en cambio, el lugar en donde se alojan los cofres de seguridad de los clientes no lo está, y las paredes son de concreto, que con una simple amoladora las pueden perforar, y así sucedió”, argumenta el diputado del GEN.
Pese a todo, la demanda de cofres creció, y en algunos bancos, como el Bapro de Belgrano, hay listas de espera y un año de demora para alquilar uno.
“La gente confía en el banco porque teme dejar los bienes en su casa. Hoy el sistema financiero cuenta con 500 mil cofres de seguridad, sin duda es un número elevado”, dice Milman.
Para Muzzio, la necesidad de alquilar cajas se debe al desfasaje financiero que años atrás vivió el país.
“El corralito, el corralón y la inseguridad cotidiana así lo requieren. A partir del corralito la gente empezó a retirar el dinero del banco, pero luego confió en las cajas, y ahora ya existe medio millón con valores distintos.”
Los bancos ofrecen cinco tamaños de cajas, pero la más requerida paga un promedio de alquiler de tres mil pesos anuales.
“Si hay 500 mil cajas y calculamos un promedio de tres mil pesos de alquiler al año, nos da 1.500 millones de pesos, es decir, un monto que alcanzaría para pagar los salarios de todos los empleados bancarios del país. Y es un promedio. La caja más económica vale dos mil pesos y la más cara unos 7 mil al año”, cuenta Milman sin dejar de insistir en que, en su opinión, los bancos cobran millones por brindar seguridad y no la dan.

“El banco está en falta”

La abogada Nydia Zigman de Dominguez, especialista en damnificados bancarios, sostiene que muchas de las cláusulas firmadas son a favor del banco, pero que en un juicio no tienen validez.
“Si el banco sufre un robo, aunque cumpla las normas mínimas de seguridad está en falta, porque la actividad de las cajas de seguridad es privada y lucrativa, y se le puede aplicar todo el derecho de fondo sobre la responsabilidad”, afirma la especialista.
Si el cliente paga por seguridad y no la recibe, la letrada asegura que el banco debe responder por el daño material, moral, psicológico, el lucro cesante y la aplicación de una sanción de la ley de defensa del consumidor llamada daño punitivo.
“Es importante que la gente entienda que no hay plazo para presentar la denuncia del robo. Se puede hacer ante la policía o la fiscalía, y esperar que el fiscal llame”, agregó la abogada Zigman.

Ver nota: Perfil.com
Autor: Marina Pagnutti
Fuente: Diario Perfil – Sección El Observador 16/1/210

Written by elthot

enero 17, 2011 at 2:22 AM