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Macri y las reformas al Código de Convivencia

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PERFIL reunió a quienes Macri quiere penar con multa y cárcel, con vecinos porteños. Hubo fuertes cruces, polémica, desacuerdos, pero también algunas coincidencias. Además, participaron los limpiavidrios.

Por Marina Pagnutti

El lunes pasado el jefe del Gobierno porteño, Mauricio Macri, instaló una fuerte polémica en la sociedad. Envió a la Legislatura un proyecto de ley que busca reformar el Código Contravencional, con la idea de penalizar y eliminar la actividad de “trapitos”, limpiavidrios y encapuchados en las protestas, además de otorgar a las fuerzas policiales la facultad de identificar a los sospechosos en la vía pública. Según el Ejecutivo, la inciativa es aprobada por los vecinos. Ayer, el jefe de la Policía Metropolitana, Eugenio Burzaco, destacó que cuenta con el “apoyo de la ciudadanía” y pidió el respaldo en la Legislatura para alcanzar los 31 votos que necesita el macrismo para avanzar. Frente a estas medidas, PERFIL reunió en una mesa de debate a “trapitos”, limpiavidrios, cartoneros, asociaciones de vecinos y a Fernando Esteche, de Quebracho.

Matías tiene 26 años y es limpiavidrios. Dice que gana 40 pesos por día. Unos mil al mes. Para en la Av. 9 de Julio y Córdoba, no gasta en comida porque pide, pero invierte en “vicios”. Marcela Alonso y Walter Bozzini promedian los 40 años y son “trapitos”. Tienen 6 hijos y uno “especial”, como lo llaman. Todos los días viajan de Ituzaingó a Palermo Soho. Cobran a voluntad.Cristina Lescano es cartonera “oficial”. Preside la cooperativa El Ceibo. Reciclan materiales. Pero también estuvo en la ilegalidad, comió de la basura y la trataban mal. Fernando Esteche lidera el movimiento Quebracho. Defiende la protesta y a los encapuchados, porque dice que son perseguidos por la policía.

Javier Miglino y Sandra Vellido son titulares de las ONGs Defendamos Buenos Aires y Malditos Parquímetros, respectivamente. Se unieron en la lucha contra la “mafia de los ‘trapitos’”, como la llaman. Impulsaron un proyecto que prevé castigarlos con prisión.

—¿Qué opinan sobre la modificación del Código Contravencional?

MIGLINO: Hace 5 años que venimos trabajando contra la “mafia de los ‘trapitos’”, y desde Defendamos Buenos Aires, los desenmascaramos. Algunos golpearon a vecinos, cobran $ 60 como derecho a estacionamiento y si no les das lo que quieren, mejor llevate el auto, porque perdés. Ahora, que se mencione las pistolas Taser es mezclar la Biblia y el calefón.

VELLIDO: El problema es que salen en patota. Se suben arriba de los autos y asustan a la gente.

ALONSO: Soy madre de 6 hijos y para mí es un trabajo. Sé que algunos están en las canchas y actúan mal, pero yo soy honesta. No me gusta lo que hago, prefiero hacer otra cosa, pero es lo que me da de comer a mí y a mi familia. Me duele porque nos ponen a todos en la misma bolsa.

Miglino le explica a Marcela que no están en contra del cuidacoches, porque es un accionar positivo, pero sí se oponen a que “exijan dinero a la gente”.

BOZZINI: Es un medio de vida de algunos argentinos. No pude estudiar, pero trabajé años en seguridad. La empresa en 2001 quebró y quedé en la calle. Ya son 5 años que, llueva o truene, estoy en mi cuadra como “trapito”. La gente me quiere y me respeta.

MATIAS: Yo vivo en la calle y me mantengo con lo que me dan. Mancho vidrios, y no soy la mafia, como dicen. Nosotros no tocamos ni pito. Qué me dicen de la UCEP –Unidad de Control del Espacio Público–: vienen cinco monos con la camioneta y si no te vas, te rajan a patadas, y los maneja Macri. Nadie se hace cargo de eso.

V: Nosotros funcionamos por las denuncias que nos llegan de los vecinos, que son muchas. No nos metemos con eso.

ESTECHE: Macri quiere criminalizar la protesta social, diferenciando las distintas clases sociales. No son lo mismo los sectores más humildes que los pudientes. Ve a Buenos Aires como un laboratorio del proyecto de Duhalde, descartar los juicios a los genocidas y sacar el Ejército a la calle para combatir la pobreza, los pibes chorros, malabaristas, “trapitos”. No plantea una política integradora. A mí no me parece mal que un “trapito” tarife su trabajo.

JM: Todo trabajo es digno, cuando es trabajo. No pueden tarifar cuando no lo es. Entonces voy a cobrar por mirar a los ojos, o lo que se me ocurra. No lo comparto.

E: Los estacionamientos legales, que son los amigos de Macri pueden tarifar, ¿por qué el resto no?

JM: No se puede legislar para algunos, o sea por los que están tres horas, no se puede diferenciar. Nosotros no queremos atacar al laburante, sino eliminar a las mafias.

E: No es un problema contravencional, es político y social. ¿Cuál es la casta política argentina? Vos hablaste de Aníbal Fernández, también podemos nombrar a la DEA, al polo de producción de droga de Lomas de Zamora en la época de Duhalde o Quilmes ahora. Eso es mafia. No los “trapitos” o los que viven en la calle. No mencionan las mafias de los “cuidacasas” que responden a Macri. Es más fácil eliminar lo feo.

JM: ¿Por qué usan capucha?

E: Porque los compañeros son perseguidos. Y los palos están para defendernos de las agresiones de la policía. Con la capucha podemos caminar tranquilos por las calles.

—Macri dice que la gente está asustada y que tiene que proteger a la gente buena, ¿Cómo entienden ese mensaje?

A: Hay gente buena y honesta. Fui víctima de la violencia en mi propia casa, tuve pánico y me vine a la capital. Cuando me dijeron dónde llamar, vinieron del Gobierno de la Ciudad, me pidieron el DNI y como era de provincia me dijeron que no me podían levantar, que me quedara ahí. Me sentí muy humillada.

MATÍAS: Si me prohíben limpiar vidrios me pongo a robar, yo que sé…

LESCANO: Como cartonera, pasé situaciones similares a ellos. Fui atacada por la policía, nos pegaban. Creo que se puede ordenar el trabajo de los limpiavidrios y “trapitos”, pero sin represión, como lo hicieron con los cartoneros. No pongamos en la misma bolsa a todos.

Miglino y Vellido intentan explicar en qué consiste el proyecto de ley que presentaron en la Legislatura. “Tiene que haber cárcel por treinta días, pueden ser veinte o diez, es lo de menos, pero tiene que haber prisión –remarca el abogado de la asociación vecinal–, tienen todas las garantías, incluso pueden ser absueltos”.

E: ¿A juicio oral por “trapito” o limpiar vidrios?,  ¿en qué país vivís?

JM: Las cárceles de la Ciudad están para usarlas. No sólo con alcoholizados. 20 mil porteños que denuncian no son tontos…

E: Estoy totalmente en desacuerdo. Cualquier día en la cárcel es terrible. Yo sé lo que es eso. Y no es la solución.

El proyecto de Macri

El Código Contravencional de la Ciudad Autónoma, enmarcado en la Ley 1.472, cuenta con 120 artículos, pero el capítulo II sobre el “uso del espacio público y privado” es uno de los que está en discusión.

El actual artículo 79 prohíbe cuidar coches sin autorización legal y pena a quien exige retribución por el estacionamiento o cuidado de vehículos en la vía pública sin autorización legal, con uno a dos días de trabajo de utilidad pública, o multa de $ 200 a $ 400 pesos. Cuando exista previa organización, la sanción se eleva al doble para el organizador.

La modificación impulsada por el Ejecutivo pretende sancionar a los “trapitos” con 1 a 5 días de arresto, o multas entre 200 a 2 mil pesos. Si existe una organización previa, las sanciones se triplican a los organizadores. Lo mismo ocurriría en caso de que el cuidacoche intimide: será sancionado con 5 a 20 días de prisión.

También habrá penas para los que se manifiesten con el rostro cubierto, que irán entre 5 a 20 días de cárcel. Quienes ensucien bienes de propiedad pública o privada tendrán hasta 5 días de arresto, o multas que van de los 600 a los 5 mil pesos. Prevén también los “juicios exprés”, donde el juez deberá dictar sentencia en menos de 48 horas.

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Nota completa en la edición de papel.
Autor:  Marina Pagnutti
Fuente: Diario Perfil 4/04/10

Written by elthot

abril 5, 2010 a 6:21 AM

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