Dicotomías unidas

¿Vida o muerte?
¿Salud o enfermedad?
¿Juntos o solos?
¿Entero o fragmentado?
¿Forma o amorfo?
¿Alegría o tristeza?
¿Fuerte o débil?
¿Armónico o desarmónico?
¿Ruido o silencio?
¿Tolerancia o furia?
¿Esperar o desesperar?
Todo está en un mismo lugar
Latente
Como un volcán inactivo
Como un grito desesperado que aguarda la calma
O como la calma estancada que espera la avalancha
Todo está en un mismo territorio
En la misma materia
Dicotomías integradas
Pero la indiferencia, esa maldita arma mortal, es la que mata sin fallar.
La que destruye éstas y muchas otras dicotomías
La homeostasis
Hasta que un día llega el fin.
O el principio de un nuevo comienzo
Y todo gira, como en el universo
Para ver si algo cambia
O para corroborar que todo es una ilusión
Mientras unos pelean por lo que no tienen
Otros mueren por tener
Se quiere lo que no se tiene
Y se tiene lo que no se valora
No siempre
Pero es una constante
¿Ganar o perder?
Todo depende de como lo mires.
Donde te halles.

MP

Tierra viva

Mezclado con arena y restos óseos
Te nutres de las experiencias de quienes vivieron por años
Calcio y un sinfín de componentes alimentan tu húmeda oscuridad.
De animarte, hundís tu mano en ese polvo que te dio la vida, que te vio nacer, que te vio sonreír y sufrir…
Se te escurre entre las manos, se te escapa.
Pero lo que más te molesta es la carencia de forma.
La angustia de no ver la silueta, el perímetro, no palpar los contornos.
Quienes se dedican a la pala, el fuego y las cenizas, tal vez amortizaron su sensibilidad
Creen que jamás les pasará, pero ellos algún día estarán allí.
Serán, en el mejor de los casos para los audaces, testigos mudos.
Para los temerosos en cambio ni lo percibirán.
Una caja.
Una etiqueta
Una fecha
Una mano que alcanza todo lo que fue reducido a polvo.
A un montículo.
Y otra lo recibe para inmortalizar esa polvareda de experiencias enorme.
Única.
Luego vienen los brotes
Aunque no sean los esperados
Porque los planes van para un lado, la fantasía por otro, y la realidad por el asfalto.
¿Importa de dónde vienen las cenizas?
¿Tan sustancial es corroborarlo con los ojos?
¿Confiar en desconocidos?
¿Confirmar hechos que tal vez produzcan más dolor?
Y pensamos en símbolos
Porque la vida es un eterno símbolo
Y allí nos desarrollamos
Entre lo que creemos que es real, lo que percibimos y lo que no sabemos….
A ciegas para todo
Pero esa tierra está más viva que nunca
Esperaba ser abierta, aireada, y rellenada.
Buscaba fertilidad.
Esperaba parir algo nuevo
Algo diferente
¿Restos?
No: Vida.
Y que late…

MP – Abril 2017

Un viaje

No lo sabíamos aún
Pero ambas intentábamos reírnos miedosamente de lo que desconocíamos, pero que entendíamos que no andaba bien.
Un auto negro y amarillo
Un conductor que reconocí rápidamente: tosco, bigotes que superaban los labios, grandote y flaco.
Nos escuchaba mientras sufría su propio calvario: una fisura en una costilla a causa de un árbol que cayó sobre su auto durante un tornado.
Pensamos en silencio después de hablar, que hay días que tendrían que eliminarse de la faz de la tierra.
Pero nos acostumbramos a la imposibilidad de cambiar tramos dramáticos de nuestras existencias.
Nos miramos
Te alenté
Te calmó
Nos agarramos las manos.
Te volví a alentar
Nos reímos
Fuimos cómplices de esos momentos.
Si pudiera congelar ese viaje y regresarlo años atrás, el desenlace sería otro, pero la complicidad la misma.
Y pienso, que no se viven los mismos miedos en tránsito que en la quietud.
Son diferentes
Más llevaderos
Más fantasiosos.
Esperanzadores.
¿Cuántas situaciones e ilusiones viajan mientras cuatro ruedas giran?
Y paradójicamente, nací un día en que los taxis estaban en huelga
En una convulsionada Argentina donde convivían el terror, la ingenuidad y la ignorancia.
Y mientras pegaba mi primer grito en esta humanidad, también se apagaban las vidas de otros que lucharon por sus ideales.
Y la vida es así.
Nacer y morir
Morir y volver a nacer
Miedo a todo eso
Y curiosidad por más.
Nuestras manos y almas estaban juntas, sobre ruedas…
Igual como el día que nacimos: vos como madre, yo como hija.
Moverse
De eso se trata.
El último viaje
El último de esa forma
Porque después vinieron otros
Y vendrán más…
Hasta la última morada
Que no es la última,
Sino la siguiente, la otra, y la otra…

MP – Mayo 2017

Amar inconsciente

Amar inconsciente

¿Cuántos besos damos en una vida?

¿Cuántos momentos compartimos con un amor?
¿Cuántos abrazos damos? ¿Cuántos nos dan?
¿Cómo nos dejamos amar?
¿Cómo amamos?
¿Qué se siente tomarse de las manos?
¿Caminar juntos sin rumbo?
Vivir el momento.
Compartir
Mirarse
Descubrirse…
Conocerse en la intensidad de la mirada, que es la envidia de las palabras que no pueden describirla…
Cercanía
Caricias, y miradas elípticas, con un sentimiento de infinidad…
Ese momento fuerte, irrepetible. Tan único para muchos, pero diferente para otros.
Fuego.
Calor y exhalación.
Entrañable, de entrega, de suspiros, de ser uno con el otro y el otro con uno.
Enlazarse energéticamente.
El darse cuenta desde un inconsciente que registra todo, todo, todo… y lo que no vemos ni sabemos, también.
Escucho una canción que me eleva y me abre el corazón….

¨Eres las estrellas en el cielo
Tienes el cielo en tus ojos…¨ dice.

Fuerte.

Y es que ese momento único de conexión nos hace sentir nuestra esencia, nuestra vulnerabilidad más sana, nuestra ofrenda hacia el otro y recibir lo mismo sin exigencias.
Sincronicidad.
Intangible.
Especial
No sé si todos pueden vivirlo o sentirlo, pero cuando se registra es la droga más cautivante del Universo.
Un elixir inevitable de no tomar, no prestarse…
Qué tan fuerte es decir: ¨Y solo tú eres la razón del por qué te quedarás aquí a mi lado¨.
Y en ese momento, ambos sentimos sin saber…
Que con vos puedo sobrevivir
Me elevo
Me ayudas a mejorar
Me haces sentir viva
Única
Únicos…

¨Eres el sol y la lluvia
Mi placer y mi dolor
Un último beso
Una última vez¨

Sigue…

¿Por qué todo llega cuando menos lo esperamos?
A veces se siente como que es demasiado pronto, otras, eterno….
Pero llega…

Es inevitable que la piel, las conexiones neuronales, las sinapsis, el aliento, la energía que nos rodea, el calor, los latidos audibles, intensos, que explotan en todo el cuerpo, esa sensación de ser magníficos, únicos en el planeta, esa vibración, esos espasmos…
¿Cuánto lleva mirarse a los ojos sin hablar y sentir la pura esencia de ambos?
La distracción es EL momento, cuando no pensás y frenas las interferencias.
Eso es más que vida. Eso es la integración total.
Razones para seguir…
Búsquedas inconscientes…
Esperas desesperadas…
Razones para continuar…
Búsquedas conscientes…
Esperas que encuentran…
Porque todo llega…
Como lo imprescindible que tenemos que descubrir…
El mañana llegará…
Los encuentros también.
Lo que vale la pena hallar
Los caminos que tenemos que andar y desandar para finalmente darse cuenta que está ¨ahi¨. Justo ahí. Y no lo veías.
El mañana llegará, como llegó el hoy, así será, y así es…

MP – 22/11/19